Cuando oímos que la tecnología y la explotación de datos se han extendido a cualquier sector, no es por seguir ningún cliché. El ciclismo actual (como el resto de deportes) se ha llenado en los últimos años de herramientas (tanto software como hardware) al alcance de todos que nos permiten recopilar una cantidad enorme de información.
Strava, Polar, Garmin… existen infinitas plataformas donde podemos guardar nuestros entrenamientos y analizarlos posteriormente. De hecho, han pasado a formar parte de nuestra rutina básica e incluso se nos hace extraño no terminar un entrenamiento y cargarlo de inmediato (o casi) a algún sitio de este tipo.
Es decir, existe una parte del ciclismo que se ha convertido en un proceso de recopilación y análisis de datos. Este proceso se ha hecho así siempre, no es nada nuevo. Primero la velocidad y después el pulso. Uno lo apuntaba en una libreta y otro en un excel. La única diferencia es la evolución y variedad de las herramientas que tenemos ahora a nuestro alcance y, sobretodo, la precisión de estas herramientas.
Siendo un aficionado a la tecnología y al ciclismo, reconozco que estoy viviendo un momento único con la cantidad de datos que han llegado a mi poder; donde tengo la capacidad de analizar y medir “cosas”.
Y digo “cosas”, en genérico, porque en la primera aproximación que tiene cualquier persona medianamente interesada al mundillo, sufre un efecto donde le caen encima siglas que desconocemos, palabras nuevas y unos cálculos mágicos; que no tenemos del todo claro qué hacer con ellos pero sospechamos que son útiles.
Y ahí estoy yo.
Entra el efecto Dunning-Kruger
Como en cualquier aprendizaje, llega un momento en el que aparece el efecto Dunning-Kruger:
El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real.
Es decir, me gusta simplificar este efecto como el que se siente cuando te crees muy bueno en algo pero después te das cuenta de que no tienes ni idea. Un clásico.
Es más, me encanta verlo en formato de gráfico:
Ahora bien. Para mí, esto no supone ningún problema. Al haber sido programador durante tantos años, ya he aprendido a reconocer este momento e incluso a abrazar este momento; ya que significará el principio de una evolución en mí. Un de 0 a 1.
Y lo llevo un poco más allá. Al referirse también a habilidades (y no solo conocimiento), también he experimentado este efecto en el ciclismo.
Como deportista humildemente experimentado, reconozco la importancia de ponerse objetivos en la temporada por el efecto psicológico que tendrá sobre mí. Me pone una meta, una “zanahoria” y mi trabajo es llegar hasta ella. Por lo tanto, ya sea el saber cómo funciona algo o ya sea una marcha ciclista, tengo un retor y un camino por recorrer.
Cada uno disfruta la parte que más le interesa de este proceso: unos disfrutan del día de la carrera como recompensa última y otros (donde me incluyo) disfrutan del proceso que se va siguiendo. Disfruto de entrenar e ir mejorando mi rendimiento. Disfruto organizando y planificando el calendario. Disfruto viendo la evolución.
Entra EC(PRO)⁴
EC(PRO)⁴ no es nada más que mi intento por conseguir esa “zanahoria” que representa el conocer cómo funciona la tecnología del ciclismo actual. Cuando digo ciclismo, no me refiero al ciclismo profesional y más bien a la práctica del deporte.
Es decir, no convertiré este sitio en el epicentro de los planes de entrenamientos por vatios. No hablaré de vueltas ni calendario UCI. Simplemente, me gustaría tener una noción básica de cómo funcionan estas plataformas, sus cálculos y números mágicos y ser capaz de aprovecharlos en mi evolución.
Si eres una persona curiosa y crees que te puede resultar interesante, espero que me acompañes recorriendo este camino.